lunes, 27 de julio de 2015

Nunca te rindas

Podium Tour de Francia 2015: 2º Nairo Quintana, 1º Chris Froome, 3º Alejandro Valverde

Esta es la historia de un muchacho que soñó con triunfar en la mejor carrera ciclista del mundo. Un atleta con unas condiciones inigualables para la práctica de este deporte, capaz de encarar cualquier reto sin reparo alguno. Un chaval que se plantó en Francia para discutir la hegemonía de un marciano llamado Armstrong con un desparpajo fuera de lo común. Pero esta historia no tendría un desarrollo dorado desde luego.

Justo cuando no podíamos adivinar sus límites, cuando todos deseábamos que nadie nos despertase de ese sueño glorioso, apareció un fantasma que comenzó a arrebatarnos la ilusión lentamente. Lesiones, caídas, averías mecánicas, prohibiciones... infortunios de todo tipo al fin y al cabo. Aquel descaro se convirtió con los años en una inseguridad y una desconfianza que no le apreciábamos en otras competiciones de gran importancia. La enorme motivación que mostraba desde el principio de la ronda se volvía en su contra una y otra vez. Un amor jamás correspondido. 

Cuatro victorias de etapa de prestigio y diversas actuaciones épicas al ataque en Alpes y Pirineos le hacían seguir con su lucha imposible. Algún resquicio de esperanza se dejaba entrever, pero dos varapalos importantes en las pasadas ediciones parecían haber hastiado la paciencia de Alejandro. En 2013, cuando marchaba segundo y con las mejores piernas que se le recuerdan en el Tour (junto a las de este año), un inoportuno problema mecánico en una etapa de transición le hizo cortarse del pelotón para después perder una verdadera minutada que le hundiría en la clasificación general. El desasosiego se apoderó del murciano. La aventura de 2014 se presentaba como la última oportunidad de optar a lo máximo en esta carrera al centrar el Movistar Team todas sus cartas en él. Y desde luego las circunstancias fueron favorables en esta ocasión, y la diosa fortuna castigó a Froome y a Contador, no así a Valverde. Un Nibali imperial se tornó inalcanzable desde las primeras jornadas en la pugna por el maillot amarillo pero el sueño del podio se vislumbraba cerca. Fue más doloroso comprobar que las fuerzas no acompañaban en la última semana y la cómoda ventaja de la que disponía en tiempo fue menguando hasta ser mínima antes de la crono final. Y la dinámica siguió su camino en ésta, dejándole cruelmente a las puertas del éxito. En el último suspiro. 

'¿Por qué esta carrera en la que he invertido tantos esfuerzos, donde he rendido tanto, no me recompensa de algún modo?', pensaría. El de Las Lumbreras se resignó entonces de tal modo que llegó a decir que definitivamente no era su prueba, que jamás podría triunfar aquí. Y no tenía intención de volver a intentarlo. Esa idea se plasmó en la planificación de la temporada ya que Nairo Quintana, ganador del Giro de Italia 2014, gozaría del liderazgo del equipo esta vez. No se trataba de nada nuevo porque en el Tour 2013 cambiaron los papeles de gregario y líder para lograr retener el podio con el colombiano. Podemos decir que durante estas tres semanas no ha defraudado para nada en sus funciones y se ha desvivido por Nairo como uno más, dejando a un lado sus opciones individuales tanto a nivel de etapas como en la general.

Pero Alejandro ya demostró en la pasada Vuelta a España que cuando se quita el yugo de la presión que otorga la capitanía de escuadra lo hace a las mil maravillas y, aun dándolo todo por su líder cuando es preciso, puede guardarse balas en la recámara para obtener réditos personales. Pensamos en la espectacular pieza que nos dejó en Cumbres Verdes batiendo con mucha autoridad a Froome, Contador y Joaquim Rodríguez tras haberse empleado a lo largo de gran parte de la ascensión. En este julio no hubo victorias de etapa pero estuvo con los mejores durante todas y cada una de las jornadas decisivas, sirviendo de apoyo a su compañero Quintana como ocurriera en La Zubia.

Nunca es fácil correr un Tour de Francia y el peligro puede surgir en cualquier situación. En Zelande, una de las primeras e intrigantes etapas por Holanda, el Movistar en bloque se veía involucrado en un corte trasero a causa de algunas caídas que desmembraron el grupo principal. Con ellos viajaban Nibali o Joaquim Rodríguez, quienes también perdieron un minuto y medio aproximadamente con respecto a Froome o Contador. A la postre este valioso tiempo sería determinante para decidir el ganador pero la carrera no había hecho más que empezar. Salvada honrosamente la primera semana, incluida la inquietante etapa de los pavés, en los Pirineos (como antes en el Mur de Huy) Froome se mostró intratable, dando un golpe casi definitivo en La Pierre-Saint-Martin. Sin más contrarreloj que los 28 kilómetros por equipos (al margen de los 14 de apertura), donde el equipo español estuvo a la altura de Sky y BMC, los Alpes y algunas etapas previas de media montaña se antojaban claves para el desenlace. Confió Movistar en sus posibilidades en la tercera semana pero, a pesar de probarlo con todas las armas en las dos últimas jornadas, faltó quizás un poco más de iniciativa otros días para tratar de desbancar al líder o ir en busca de victorias parciales, ya fuera con Nairo o con Alejandro.  El británico sólo flaqueó al final pero no lo suficiente como para dejar escapar el amarillo.

La carrera se convirtió en una suerte de supervivencia al ir descendiendo posiciones día a día algunos de los favoritos, como primero los franceses Barguil, Pinot, Bardet y Peraud, o más tarde Nibali, Contador y Van Garderen. Valverde, extraordinario durante toda la competición, se plantaba en el cajón de forma un tanto inesperada tras haber comentado reiteradamente que todo su trabajo se focalizaría en la búsqueda del éxito con Quintana. El Bala arriesgó su puesto en el podio con valientes ataques lejanos por las consignas de su equipo y contaba constantemente con el aliento en la nuca de Contador y, sobre todo, Nibali. El italiano ganó en La Toussuire y se acercaba peligrosamente al puesto de podio del Alejandro a falta de la última etapa alpina camino del Alpe d'Huez, corta pero muy explosiva. Y no decepcionaron los azules en su asalto al liderato, demarrando conjuntamente con sus dos capos ya a 60 kilómetros de la meta. Los numerosos intentos de fuga fracasaron y solo restaba la ascensión al mítico puerto, en el que se decidirían las posiciones importantes. Nairo cumplió su papel, logrando escaparse por insistencia pero quedándose a las puertas de la victoria final y de la etapa.

Para Valverde la historia cambió por fin. Esta vez no era él quien perdía ritmo o tenía problemas mecánicos sino sus rivales. Por el contrario, se permitía el lujo de seguir atacando en su esfuerzo en favor de Quintana. Tras dejarse la piel en ello, se descolgó a la altura de Froome para cruzar la línea de meta junto a éste. Sí, era cierto: ALEJANDRO VALVERDE PODIO EN EL TOUR DE FRANCIA. Y con este anhelado titular en su cabeza explotó de la emoción ante los medios nada más llegar. "Esto es lo que he perseguido toda mi vida. Es muy grande. He sufrido mucho pero al final lo he conseguido", sollozaba entre lágrimas incontenibles.

Ese llanto sincero, profundo, da buena cuenta de la importancia de este logro en su carrera deportiva. De ese sueño inalcanzable que se hace realidad. Con ello honra al Tour, por el tremendo valor que le concede, y se humaniza ante una afición que ya de por sí estaba a sus pies. Alejandro tiene conexión con los fans por su carácter, por su humildad, por su forma de rodar sobre la bicicleta. Un ciclista capaz de ganar una Vuelta a España, numerosas grandes clásicas, carreras importantes de una semana como Dauphiné o la Volta, seis medallas mundiales y ser tres veces mejor corredor del año. Y esta temporada acumula triunfos en Lieja, Flecha, Catalunya, Mallorca, Campeonatos de España... y encabeza el ranking UCI WorldTour de nuevo. Además, ahora vendrán la Clásica de San Sebastián y la Vuelta.

En los Campos Elíseos disfrutó como ese niño que quería brillar en Francia. Lo hizo junto a sus hijos pequeños Natalia y Pablo ("Me hubiera gustado que estuvieran aquí Alejandro e Iván") y ante la atenta mirada de su esposa. Curioso es que hace 12 meses Pablito era quien lloraba desconsolado al enterarse de que finalmente no podría subir al podio. También salió su padre con el Movistar Team al completo, coronado como primero en la clasificación por equipos.

A sus 35 años sigue siendo el más completo, atendiendo a cada una de las disciplinas. Y lo mejor es que aún le restan objetivos ilusionantes que sumar a su extenso palmarés como Lombardía, Amstel Gold Race, Milán-San Remo, Tour de Flandes, Giro de Italia... y, cómo no, el Mundial. Este año muchos le presentan Richmond como su última oportunidad para aspirar al oro. Pero eso aseguraban el pasado año en el Tour y miren lo que ha sucedido. Jamás te rindas, esa es la lección que Valverde nos ha regalado. Y persigue tus sueños, nunca sabes cuándo se pueden cumplir.

¡GRACIAS BALA!

Fotos: Movistar Team y Graham Watson

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